En Colombia, desde pequeños nos enseñan que el camino "correcto" es estudiar, conseguir un empleo estable y escalar poco a poco dentro de una empresa. No está mal. Pero... ¿es ese realmente el mejor camino para todos?
🏢 El mito del empleo ideal
Tener un trabajo estable se ha convertido en sinónimo de éxito. Para muchos, lograr entrar a una empresa “grande”, cumplir un horario, recibir un salario mensual y unas pocas prestaciones es la meta soñada. Sin embargo, la realidad que viven millones de trabajadores colombianos es distinta:
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Jornadas extenuantes de 10 o más horas.
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Salarios mínimos que no alcanzan para vivir dignamente.
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Poca valorización del talento y el esfuerzo.
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Falta de tiempo para la familia, la salud o los sueños personales.
En otras palabras, se nos enseña a sobrevivir, no a vivir.
❌ Emprender: ¿un pecado?
Por otro lado, cuando alguien decide emprender, muchas veces lo primero que escucha es:
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“¿Y por qué no busca un trabajo serio?”
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“Eso no da plata.”
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“Se va a endeudar.”
La sociedad colombiana todavía mira con desconfianza a los emprendedores, como si apostar por uno mismo fuera irresponsable. Pero, ¿quién dijo que emprender es fácil? No lo es. Tampoco es rápido ni mágico. Pero tiene algo que un empleo rara vez ofrece: libertad.
Libertad para decidir qué haces con tu tiempo.
Libertad para crecer sin límites.
Libertad para construir algo que te apasione.
🔁 ¿Por qué seguimos repitiendo el ciclo?
Muchas veces, este pensamiento viene de generaciones anteriores que crecieron con otra economía y otras oportunidades. Hoy, los jóvenes viven en un país con informalidad, desempleo, y falta de acceso a oportunidades reales de crecimiento laboral.
Por eso, cada vez más colombianos optan por emprender desde sus casas, sus redes sociales o con pequeñas ideas que poco a poco se transforman en marcas. Y sí, muchos fracasan, pero también muchos aprenden, crecen y vuelven a intentarlo.
🌱 La solución no es odiar el empleo. Es despertar.
No se trata de decir que trabajar para alguien está mal. Al contrario: muchos empleos son valiosos y dignos. Pero sí debemos dejar de satanizar el emprendimiento, y de sobrevalorar empleos mal pagados que consumen la vida de las personas.
La verdadera clave está en buscar un equilibrio. Tener ingresos activos (como un empleo) puede ser el inicio, pero no debe ser el final. Crear ingresos pasivos, construir una marca, invertir, aprender nuevas habilidades digitales... ahí es donde está el futuro.